1 corintios 10 estudio biblico
1 corintios 10 comentario john macarthur
Estamos en medio de una serie llamada “No eres tuyo” de 1 Corintios 8-10. Estos tres capítulos, aunque divididos en capítulos, constituyen una sola enseñanza sobre cómo trabajamos y tenemos comunión unos con otros. El capítulo 8 se abre con ciertos cristianos de Corinto que declaran que tienen conocimiento, que saben que los ídolos no tienen existencia real y que no hay más Dios que uno (8:1,4). Por lo tanto, argumentaban que podían entrar en el templo de los ídolos y participar en los sacrificios y en el consumo de carne que ocurre en ese templo (8:10). Pablo tiene tres argumentos de por qué están equivocados en el uso de su conocimiento. Primero, en el capítulo 8 Pablo declaró que están causando que otras personas pequen y se alejen de la fe. El primer principio es que nunca usaríamos nuestro conocimiento para causar que otra persona cometa pecado. El segundo argumento contra los Corintios esta en el capitulo 9 donde Pablo enseño que solo porque tenemos derechos no significa que ejercemos nuestros derechos. Sometemos nuestras libertades y derechos por el bien del evangelio. Debemos convertirnos en todas las cosas para todas las personas para que por todos los medios podamos salvar a algunos. De hecho, si no sometemos nuestros derechos por el bien del evangelio y por la fe de los demás es como nos descalificamos para obtener el premio. El tercer argumento que el apóstol Pablo expone se encuentra en el capítulo 10 que ahora consideraremos en esta lección.
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El capítulo diez es una transición que parece venir del concepto de “carrera” al final del capítulo 9. Debemos tener éxito en nuestra “carrera” de alcanzar a los perdidos y servir a Dios en nuestra vida. Para tener éxito debemos ser auto-disciplinados y correr de acuerdo a las reglas. Podemos aprender de los ejemplos de los israelitas mucho tiempo antes que también estaban en una “carrera” y fracasaron completamente, en gran parte debido a su falta de autodisciplina. Fueron bendecidos de muchas maneras y aún así fallaron en la carrera. Debemos aprender de su ejemplo para no volvernos orgullosos y repetir los mismos errores que ellos.
Yo diría que el verso clave en esta sección de la Escritura es el verso 12. Por lo tanto, el que piense que está en pie, que tome la cabeza para no caer. Esta sección del capítulo sirve de advertencia a los corintios para que no se vuelvan orgullosos y abusen de sus bendiciones y de su libertad cristiana como lo hicieron antes los israelitas. Los israelitas cayeron y lo mismo pueden hacer los corintios. Así que esta sección es una lección de historia de la vida de los israelitas, realmente una que se repite una y otra vez a lo largo del Antiguo Testamento, y una fuerte advertencia a los corintios para que no repitan el mismo patrón.
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Pablo habla de algunos de los aspectos comunes del pueblo judío, siendo él mismo judío. Todos vagaban por el desierto con Dios guiándolos por una columna de fuego de noche y una nube de día (Éxodo 13:21). Todos siguieron a Moisés como líder y recibieron de él la Ley de Dios. Todos comieron maná y bebieron de la roca que milagrosamente dio agua (Éxodo 16:15, 17:6). La Roca que siguió a Israel fue Cristo, siendo Él Dios. El Cristo preencarnado estaba allí con Israel en su peregrinar cuidando de ellos y proveyéndoles.
La rebelión de Coré registrada en Números 16 habla de 250 hombres que tomaron su posición en desafío contra Dios y fueron tragados por la tierra. Pensaron que podían enfrentarse a Dios por su cuenta y ganar, pero se equivocaron. Querían adorar a Dios a su manera, pero Dios es firme en cómo debe ser adorado. Ellos cayeron, pero nosotros no tenemos que caer si aprendemos de su ejemplo. En lugar de rebelarnos y poner a prueba los principios del Señor, debemos creer cada una de sus palabras y obedecerlas. Si nos volvemos autosuficientes o arrogantes, nos hacemos propensos a una gran caída. Es imperativo que guardemos nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús (Proverbios 4:23, Filipenses 4:7).
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Comenzaremos diciendo que el viaje de 40 años del antiguo Israel entre Egipto y Canaán es una ilustración aleccionadora del mal uso de la libertad y de los peligros del exceso de confianza. Los israelitas abusaron de su nueva libertad, cayeron en la idolatría, la inmoralidad y la rebeldía, descalificándose a sí mismos para recibir la bendición del Señor.
“Todos nuestros padres” significa que Pablo se refiere al antiguo Israel, del que él era descendiente. Pide a sus lectores que recuerden lo que le ocurrió a Israel en el desierto, a causa de la libertad sin autocontrol.
Pablo no pretende dar a entender que el maná no era un alimento literal. Es evidente que estaba destinado a la alimentación ordinaria. Era espiritual en el sentido de que era provisto sobrenaturalmente por el Espíritu de Dios. Del mismo modo, el agua que se recibió de la roca era agua real. Era espiritual en el sentido de que fue dada por la intervención directa de Dios.
“Esa Roca era Cristo”: La Roca no era una teofanía (una revelación visible de Dios). Más bien, era un “tipo” de Cristo. Prefiguraba la provisión que Cristo haría finalmente para su pueblo. Pero también, se pretende significar que la fuente de suministro era Cristo y no la roca. Este pasaje es una impresionante afirmación de la preexistencia de Jesucristo.